domingo, 16 de marzo de 2008

Reflexiones sobre el bien y el mal

Durante uno de mis momentos filosóficos y tras un sueño bastante peculiar, surgieron diversas ideas sobre dos conceptos complejos que siempre van ligados y cuya percepción siempre resultará comprometedoramente subjetiva.

Contextualizando un poco... en el sueño aparecía una persona perteneciente a mi pasado, alguien que causó un daño más que moderado. Es precisamente en la palabra 'daño' donde se presenta la paradoja, pues en principio se podría pensar que te ha hecho un gran MAL alguién cuyas decisiones y actos te llevan a un sitio donde existe el miedo, la pena, el dolor o el odio.

Sin embargo, cuando mi caso se analiza desde una perspectiva panorámica, fuera de la estrecha visión del individuo lastimado o de la parte hiriente se descubre que en realidad ese atributo de 'MAL' causado puede ser perfectamente debatible. Para tratar de explicar mejor esta teoría es necesario contar un poco más de mi pasado... tras haber sufrido una de mis caidas más dolorosas, distintas cosas empezaron a suceder, no sólo aquellas que por lógica debían presentarse - como ser más precavido, selectivo o reservado - sino que además distintos atributos comenzaron a potenciarse, me convertí en un individuo aún más pragmático, con un instinto mejor desarrollado y una sensibilidad más atenta para el mismo.

Aprendí a apreciar aquello que en realidad vale la pena y las banalidades que ahora disfruto son en un plano meramente egoista, de las que puedo desprenderme con la misma facilidad que me lleva encontrar un capricho nuevo.

Es importante que recalque 2 puntos de relevancia crítica, lo expresado en el parrafo anterior no debe asentarse en ningún contexto, pues se expresa libre de particularizaciones. Y lo segundo es que a pesar del sueño, no fue la parte hiriente quién inspiró este texto... la inspiración surgió de mi interior y está destindo a brindar algún tipo de apoyo moral a uno de esos elementos que realmente valen la pena... una gran amiga a quien quiero y que pasa por un momento complicado.

Tras la crisis no hubo efecto 'fénix'... no nació un individuo completamente nuevo, en su lugar surgió una especie de personalidad híbrida que recorre el camino de un verdadero errante para mejorar de forma constante. El ser resultante es ahora más completo por si mismo, resistente, inteligente, creativo y sensible.

El mayor 'BIEN' aportado por este 'MAL' fue darme cuenta que en cierto sentido soy excepcional porque puedo reunir toda mi voluntad de la nada, sin necesidad de inspiraciones ajenas a mi y eso me ha llevado a lograr cosas verdaderamente excepcionales.

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